miércoles, 27 de abril de 2011

Tomando mate en La Paz...

Acabo de empezar el mate, que sencilla y hermosa sensación. Acomode la mesita de luz en frente de la cama, cual si fuera un escritorio. Ah! Una cama y una ventana, por donde entra la luz de la mañana. Como valora todo uno. Lo simple se vuelve tan importante. Cuando el colchón ah sido tierra, y el recuerdo del azúcar, es lo único que endulza una taza.

Hace un tiempo que decidí armar mi futuro, empecé a creer, que la suerte y la casualidad, solo eran condiciones para la gente vaga e inútil. Que era bueno soñar y armar proyectos, por mas utópicos e irreales que fueran, pero solo haciendo cosas, directa o indirectamente, para llevarlos al plano de la realidad, y sin abandonar la idea nunca, es que se podía llegar a concretarlos, a veces sobres las ruedas de uno, otras veces como sea…

Baje hasta una de las plazas principales en Potosí, el cuerpo estaba chau! Me senté en un banco y realmente sentí que el sol estaba más cerca de lo habitual. Mire para varios lados, buscando ayuda o algo así. Era una ciudad grande, de la cual no sabía nada, y ya no quería ni subir, ni bajar, solo una ducha y descansar. En menos de 5 minutos, las aristas de una ayuda, empezaron asomar. Una chica extranjera me dijo si se podía sentar? Apenas lo hizo, le pregunte donde se alojaba? Me dijo que no se acordaba el nombre, pero que era cerca. Al rato vino un amigo, 2 minutos mas tarde cayo, un amigo de los dos, que no paraba con ellos. Le pregunte lo mismo, la respuesta, fue “Koala” joya! (el hostel de los motoqueros del informe anterior) me llevaron hasta ahí.

Apenas entre en el hostel, al primero que vi, fue a Guille, luego a Nacha(los franceses del informe anterior) que alegría!, ellos me contaron, que pensaban, quizás nos encontrábamos, y yo mientras subía pensaba igual. Es lo bueno de esto viajes, la gente buena que podes volver a encontrar. Ellos no iban a estar ahí, pero guille se sintió mal esa mañana y por eso, no viajaron. Se quedaron un día más y la pasamos re bien.

Entre los saludos y decirnos lo pasado, una mujer, petisita y muy sonriente, me dijo que había un lugar. Se llamaba María, y es la encargada del anexo del hostel “the koala den”. En esos días que pase ahí, nos fuimos conociendo y compartiendo comidas, recetas, cosas de la vida, las que dan pena y las que hacen sonreír, gracias María!

Potosí es una ciudad muy antigua, la arquitectura es algo que sorprende en cuanto a belleza y diseño, mezcla de nativo, barroco y neoclásico, con un toque de descontrol, típico de las ciudades Bolivianas. Iglesias a montones. Abogados cada tres metros (hay calles enteras, atestadas de estudios) y el Potosí, gigante emperador, le ha dado y quitado, mil cosas a sus habitantes, incluso la vida.

El tercer día voy a desayunar al primer hostal (Junin 56) donde se sirve el desayuno, muy bueno y completísimo. Los dos hostel son muy lindos y tienen de todo. Hable con Eduardo, el dueño, le ofrecí trabajo a cambio, de casa y comida, quedamos de acuerdo, desde esa noche no pagaba mas, y empezaba con algo de cocina y unos dibujos en las paredes. Resumiendo, Eduardo se enfiesto ese fin de semana, entonces no pude empezar nada, recién el martes pude hablar con el, y le dije, que me sentía algo incomodo ya que no había sabido que hacer, el me pidió disculpas, y me dijo que estaba todo bien, que el se había colgado y que no le debía nada, que me quedara tranquilo hasta irme, joia!!!

Igual, el domingo, me había ido a la tarde con Tom, Jouris, y Laura (dos franceses y ella belga, que conocí ahí) rumbo al ojo del inca, como a 15 minutos de la ciudad x $4. Allá nos encontramos, con un árabe, una francesa, un sueco y unas ingles. Lo que me hacia el único latino parlante del grupo jeje. Nos fuimos al agua, faaa! Nadar a mas de 3600 metros de altura, con el agua a 36 grados, es algo que te deja sin aire, literalmente. Hasta la noche estuve flotando y contemplando a mí alrededor. Esa noche era luna llena. Tom saco algo de música, entre vinos y algo para picar, todos empezamos hablar el mismo idioma, el de la paz. De fondo se escuchaba Manu Chao “…que pasa por la calle? Nada, no pasa nada…” y todos estábamos bajo el manto, de la gran reina, redonda y blanca.

Creo que pase unos 7 días en ese hostel, casi todo el tiempo había extranjeros, que hablaban muy poco español, pero no es un problema, ya que habiendo predisposición de los dos lados, se entiende, contrario a algunas personas de acá, las cuales, hablan en quechua o aimara, sabiendo hablar castellano, y en cuanto les preguntas, que’ se te ríen con el que tiene al lado o te tratan de gringo despectivamente, subiendo y bajando los precios según le vengan ganas.

Entre risas y chistes me despedí de la gente del hostel, pero muy especialmente, de María y su gatita “Blanquita” por compañeras esos días.

Salí, no se que día, miércoles, quizás, como a las 9:30 has. Recorrí 45 km. Hasta Yocalla, el paisaje abundaba en rojos, en cerros gigantesco manchas verdes y amarillas, como si un pintor descuidado, hubiera ido derramando esos colores sobre ellos.

Pare en unas ruinas sin techo. Me había olvidado de cargar las pilas de la linterna, lo que me hizo apresurarme para armar el campamento, antes que se acabara la luz.

Me levante como a las 7:00 hs. No me sentía bien del hígado. Desayune, ya casi no me quedaba azúcar, y leche, muy poca.

Arranque, otra vez las subidas, sentir el yugo de Bolivia, en los músculos, en los pulmones, en las ganas y hasta, en el estomago. Lo que salva esas subidas, es que en las cimas, la viste, te llena, te hace sentir libre. Los sembradíos, hacen dibujos sobre los cerros, que van cambiando su apariencia, ya nos hay muchos picos, son redondeados, y con mantos verdes, donde se destacan, amarillos, rojos y marrones, de papas y diferentes cereales a esas alturas.

Pase varios poblados, como Cieneguillas y Chullpa Khasa, en este ultimo, cuesta arriba, me sentía bastante mal y molesto, empezaban en mi, a surgir las ganas de irme de por ahí. Me recompuse un poco, seguí la trepada, faltaban más de 2oo km para Oruro, y si algunas personas son hostiles en las ciudades, en los pueblos no cambia mucho, a veces empeora. Estaba llegando el medio día, el sol hacia hincapié en mi estado. Decidí que hacia un par de km, mas y empezaba a hacer dedos. Entonces otro vehículo, toco bocina atrás mío, eso si saben hacer, no así, conducir bien. Lo maldecí hasta en quechua creo y le hice señas para que pasara, freno como 15 mts. Entonces me di cuenta que era una oportunidad, y que lo que había frenado, era mi pasaje para acortar mi ruta.

Eran Enrique Ruiz Garrón y Salomón Calderón Alfaro, me preguntaron si me alcanzaban un par de km? Asique subí la bici, y hasta Oruro no paramos jeje. Me contaron varias cosas, por ejemplo del “Cerro Rico” como le dicen al Potosí, que es explotado desde 1610, donde se paga muy poco y se trabaja muchísimo. Se muere dentro del cerro y fuera de el, por el “mal de mina” que ataca a los pulmones, después de varios años de trabajo, sacando los metales preciosos de ahí. Me hablaron de la discriminación que hay, no solo para los que no son del país, sino también entre ellos, como persisten las peleas entre Quechuas y Aimara, por ejemplo.


Esas zonas llegando a Oruro, están llenas de sal, lo cual hace un efecto de agua al mediodía, y donde parece que los cerros, están sumergidos en ellos.

Llegamos a Oruro, me invitaron a comer la especialidad de ahí “cordero” no me pude negar, o mejoraba el malestar o empeoraba. Me desearon lo mejor, me dejaron unas manzanas riquísimas y me dejaron en un alojamiento. Lamento haberme olvidado de sacar una foto con ellos, igual gracias.

Solo di unas vueltas por la ciudad, no conocí nada, pero no me pareció muy lindo, ya me quería ir. A donde? Mas al norte, al calor, Sorata, Coroico, calor, donde la gente, dicen es mas amable. Pero Oruro quedaba a230 km. De La Paz y de ahí hasta Sorata había 90 mas, como lo hacia? Me esperaba no solo la distancia, también la dureza de la puna. Si quiero algo, no es por capricho, sino por sentirme mejor. Mi energía estaba cambiando, y eso podía hacer, y hacerme mal.

Me levante dispuesto a llegar en breve, a la gran ciudad, al salir, diferentes esculturas doradas, me dejaron impresionado. Quizás vuelva sin nada a Argentina, pero mi ojos tendrán tatuados en su retina, el arte de Latinoamérica, junto con mil cosas que me dará este viaje, entonces seré inmensamente rico por dentro, y eso, nada, ni nadie, te lo pude quitar.

Por fin la ruta prometía, pocas subidas y solo rectas, que me iban a permitir avanzar mas rápido, quizás silbar y hasta cantar (cosa imposible en los tramos anteriores) contento rumbo a la paz. Allá al fondo veía cerros nevados, por fin una velocidad constante, me permitía avanzar tranquilamente. Después de una hora frene, saque el termo y el mate. Les juro que el viento silbaba una melodía”…todo me demuestra que al final de cuentas, termino cada día, empiezo cada día,. Creyendo en mañana, fracaso hoy…tanta verdad hay en vivir, el presente…”

Como a 40 km. De Oruro esta Cara Collo, compre provisiones, avance varios km. No como los otros tramos, pero en la puna tampoco es fácil, no hay arboles, ni quebradas para refugiarse. A la tarde el viento en contra, se hizo presente. A ver… como les explico…imagínense la ruta dese Cruz del Eje a Deán Funes. Con mucho sol, viento en contra y como a 3000 mts. Hermoso! El sueño de cualquier ciclista. Una laguna me hizo frenar a merendar. Los sembradíos, me quitaban más la respiración, que la altura.

Mientras el sol decía chau, a lo lejos divise el cause de un rio. Me llegue hasta ahí. Unos pequeños barrancos podían resguardarme del frio y el viento reinante. Hay unos arbustos muy pequeños, que están verdes, pero entre medio, tienen ramas cecas que aguantan bastante el fuego. Guisito y pan, tenia que recuperarme bien de los 63 km. De ese día. Guarde algo de leña para desayunar, y me dormí bajo un velo de frio que se hacia sentir.

Comenzaba mi segundo día rumbo a la gran ciudad. Me tome algo caliente, Salí tipo 9. Pase un pueblo llamado cacen, otro llamado Panduro, baje hasta un almacén, pedí agua, y supuestamente no tenían. Mi energía al empezar el día no era la misma. Llegue hasta otro pueblo mas grande, llamado Konani, con un peaje, como a 18 km. De la laguna, me dieron agua, y continúe hasta un caserío llamado Viloco, almorcé en una plaza olvidada, había mucho, pero mucho viento. Quería irme ya de ahí. Como a las 2 me fui a la ruta y comencé a hacer dedo. Lo único que conseguí, fue burlas de los automovilistas (que aparte de bocinazos, es otra cosa que les encanta) visto y considerando, que no quedaba otra que pedalear, tipo 15:30, zarpe. El viento me había hecho esforzar demasiado los músculos, y un dolor en el tendón del pie derecho me hacia dudar, pero las ganas de irme, me hacían seguir. Seguí hasta Sica Sica, pensé en hacer noche, pero había muchos borrachos en el pueblo, y otros gritando gringo y cosas en sus lenguas, preferí no quedarme, sino, todo iba terminar en un mal momento. Más adelante estaba Patacamaya, pero corría ya el riesgo de hacerme mal en el pie. Estaba en la pampa y en la vía, el atardecer llegaba y la desesperación venia atrás mío, solo quise que no me alcanzara. Divise una construcción redonda con el techo semi entero, estaba en medio de un campo arado, la necesidad tiene cara de hereje (siempre lo dijo mi vieja y mi abuela) me metí ahí, adentro encontré algunas ramas, lo justo para hacerme algo caliente de cena, pero nada mas, afuera solo había lago de paja brava. La verdad es que algo de miedo me hacia pensar, me daba desconfianza, eso no me dejo descansar bien, y los ruidos de la ruta me hicieron perseguir, y tenerme en vela casi toda la noche.

Me quería ir, el deseo se hacia mas fuerte, pero los 53 km. Me habían maltratado el cuerpo y el sol me había marcado también. A las 7 de la mañana decidí que la indiferencia de cierta gente, no me iba hacer mal. La leche fría y sin azúcar, con pan de antes de ayer, eras mi desayuno, pero esto no me iba matar, y como sea iba llegar a la paz ese día, aunque 100 km. Me separaran de ella.pedalee tranquilo unos 18 km. Luego el viento llego y me acompaño hasta Patacamaya, compre provisiones y seguí, frene pasado el pueblo y mientras comía algo, vi pasar un viejito, en una bici inglesa, eso hizo que me reanimara. Seguí unos km. Pero el viento, el cansancio y las pocas ganas de andar por ahí me hacían pensar, pero el saber que si persistía, iba dar sus frutos me hacia pedalear. Vi una subida, no podía ser peor que las del Potosí, la pase, al final había un camión al costado, delante de el, un hombre con un niño, estaban arreglando lo que parecía ser un tanque. Los salude y segui, algo malo había en mi, ese estúpido sentimiento, llamado orgullo, que tenemos los humanos, y pensaba, si nadie me dio una mano…en ese momento pegue media vuelta, porque tenia que devolver la misma moneda? Llegue hasta ellos y les pregunte si necesitaban ayuda, amablemente el camionero me dijo que si, le ayude a poner el inmenso tanque en su lugar y todo lo que había sentido antes se fue. Resumiendo el camionero iba a La Paz, se ofreció a llevarme, asique, cargue la bici, y allá van!!!!

El camión rompió de vuelta, en El Alto, ciudad gigante anterior a La Paz, agradecí al camionero, y continúe con alegría los casi 20 km entre mucha gente y transporte publico, que me separaban de la gran ciudad. Como a las 16 has. Entre, es imponente la verdad, esa urbe esta situada en una “hoyada” como le llaman ellos. Llegue por fin llegue.

Ahora estoy en un hostal, en el cual las paredes hablan, pero eso serán par contar el próximo informe…jeje

Lo que he contado del trato del las personas, no quiero que sea tomado como algo en contra de todos, son solo un par. Yo creo que ellos deben sentir lo mismo cuando están en nuestros país, y son tratados como bolivianos despectivamente, esa clase de tratos, me parece mal, muy mal ya sea acá o allá, por culpa de ese tipo de estupideces este mundo se sigue separando, por culpa de esa clase de comportamiento nos estamos destruyendo, seguimos disiendo que el fin del mundo va llegar de la mano de alguna catástrofe, lo cual tapa la realidad, de que nos estamos acabando, estamos terminando de a poco con nuestras existencia y esta en nosotros poderlo remediar.


Saben? Cuando escribo acá, no es para contar sobre la historia de los pueblos, solamente, o de sus sociedades, arquitectura, costumbres etc. No es solo eso, y de ultima tampoco se si lo hago bien. Yo quiero o pretendo demostrar que hay otra forma de vivir, pero que hay que descubrirla. Entre medio se cruza esta historia, nada en particular, pero es mi vida y he decidido compartirla con ustedes, si lo aceptan y si les sirve, lo seguiré haciendo con gusto.


Hay una canción de Resistencia Suburbana que se llama”va servir” si pueden escúchenla cuando terminen de leer, suelo tomar todo como dice ese canción, quizás nos conectemos y de esa forma no caminar solo en esta inmensa ciudad.

Desde esta jungla de cemento, este ciclocolifato se despide, hasta las próximas letras.

Santi de la luna

3 comentarios:

  1. lo acepto, me sirve y lo pido...
    te lo dije alguna vez te admiro y no por la fuerza de tus piernas sino mas bien la de tu sonrisa y me alegra saber que ganaste la lucha contra el orgullo y el resentimiento, que predicas con el ejemplo y que sos mas y que sos mejor cada vuelta que da la cadena de tu bici!
    me llena leerte, saberte y espero encuentres mas de lo que buscas y estos pueblos de pronto no han sabido dar... en coroico busca a los chicos de la banda "pura vida" te llenan el alma de musica :)
    te quiero y te mando besos, precioso!

    Romi Bertolini :)

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  2. Seguí santi Seguí! Es increible todo, desde lo que contás hasta lo que nos haces sentir! Un grande!! Saludos! :)

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  3. Santi, sigo tus relatos con mucha atención. Seguí recorriendo esta america maravillosa. Te deseo lo mejor. Mucha suerte Un beso grande Alejandra

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