lunes, 23 de mayo de 2011

El viento los amontona...

“Nadie se enterara, salvo tu, quizá. Que tu existencia será fabricada con todos los hilos del telar, como la vida de todos los hombres. Que no faltara, ni te sobrara, una sola oportunidad para hacer de tu vida lo que quieras que sea. Y si serás una cosa, y no la otra, será porque, a pesar de todo, tendrás que elegir. Tus elecciones no negaran el resto de tu posible vida, todo lo que dejaras atrás cada vez que elijas. Solo la adelgazaran al grado de que hoy tu elección y tu destino serán una misma cosa: la medalla ya no tendrá dos caras: tu deseo será idéntico a tu destino.” De, La muerte de Antonio Cruz (Carlos Fuentes)

Estoy en Copacabana, adentro de “la más linda” (el furgoncito de Diana y Guille) miro por la ventanita, hay! El Titicaca, este inmenso ojo de agua en la altura, que se comparte con Perú. Acá estoy, en el límite, por cruzar, en el límite otra vez…

Salí de La Paz en un día nublado, me costó 1:30 hs. Salir de esa ollada. Entre en El Alto y me dirigí rumbo a Copacabana. Frene en una construcción, como a 44 km. Solo paja brava, nada para hacer fuego. Cene una leche con cereales y un sanguche (si! Así se escribe jajá) de tomate .
Cuando me levante(de una de las noches más frías que pase) mire el techo de la carpa todo con hielo, y los cerros detrás, todos nevados.

Empecé a pedalear como a las 8:30hs. como a las 10:30hs. Llegue a Batallas, me tire al costado de la ruta, en frente de lo que creí, era otro espejo de agua del camino, al pasar un hombre, le pregunte, como se llama?...el sonrió y contesto, ese es el Titicaca, claro! Mire en el mapa, ahí empezaba, en Batallas. Me quede un rato, pensando, como? Que paso? Como llegue hasta ahí? Y luego de cierto análisis, ahí estaba llegue.

Como a unos 30 km, almorcé unos sanguches de tomate, y me dormí un rato bajo el sol, al borde del lago. En eso, me despertaron, Guille, Diana, y Seba(otro loco del hostel El Carretero) y quedamos que más o menos, al otro día, nos veíamos allá.
Tenía que llegar a San Pablo de Tiquina y cruzar a San Pedro de Tiquina, como me habían dicho, en balsa. Había pedaleado unos 60 y pico de km. Al no comer bien, el camino me había pesado mucho , el atardecer me veía llegar, el frio empezaba a caer y delante mio, una subida, no tan empinada, pero muy, muy prolongada.

Pedaleaba, mientras pensaba en acampar por ahí. En eso, apareció Wilmer Nacho, un chico de unos 17 años, que estaba entrenando en bici, me alcanzo. Dijo que me acompañaba por ese camino, porque ahí le habían intentado robar dos veces. En un momento tenía que seguir, y el, meterse para su pueblo, 2 km. Antes de Tiquina. Le pregunte si podía armar la carpa ahí por su casa, me contesto que sí, que tenía un bote, que al otro día me podía cruzar a San Pedro.

Bajamos por una loma, llegamos a un caserío, en la costa del gran lago. Arme mi carpa, mientras escuchaba, como las lenguas del agua, golpeaban la costa. Me dormí leyendo “el diario del Che en Bolivia”, sabiendo que al día siguiente, en algún momento iba a estar en Copacabana, me iba a encontrar con Diego, Maru, Guille y Diana, no quedaba otra que pasarla bien.

Desperté temprano, pero relajado. Solo quedaban 40 km. Pero primero había que cruzar.
Subí la “velosirraptor” al bote, Wilmer me ayudo. Hasta ese momento, venia contento y agradecido con él. Cambio todo, cuando al llegar, me pidió si tenía plata, a lo cual no le dije que no, pero me sentí utilizado, por llegar hasta ese momento, para sacar algún provecho, pero más adelante hablare de esto un poco mas, así me entienden.

Ya del otro lado, llegue hasta una especie de muelle, y me desayune, un café con un sanguche de huevo frito y tomate, pero si hubiera podido desayunaba como en Coroico (costeritas con arroz, huevo frito, tomates y café jeje)

Empecé a subir (como siempre) rodiando el Titicaca. Los ojos no me alcanzaban. El azul profundo lo comia todo hasta perderse , montañas con cultivos dormían en sus orillas, atrás de ellas, cerros enormes, nevados, observaban mi paso, una brisa de tranquilidad me acompañaba. Frene unos km. Más adelante a tomar unos mates y escribir, en lo alto, pensaba en esto que estoy escribiendo, en mi familia, mis amigos, comencé silbando una canción y luego la empece a cantar, alto, bien alto”…lejos, estoy, estoy, lejos…”(2 minutos) después respire y me sentí muy bien.
Subidas largas, viento en contra, el sol pelaba, pero nada me podía frenar. Como a las 17 hs. Baje, por fin bajada, y ahí abajo el premio: Copacabana, fui gritando, de alegría, como un demente hasta la entrada.

Apenas baje por una avenida, vi un par de artesanos que conocía y a Seba ,que me indicaron donde estaba “la más linda” y sus ocupantes, y donde había un hostel por $8 bs. Ducha caliente y cocina(cosas difíciles de encontrar en Bolivia). Quería encontrar a Diego y Maru, ya que, desde el 30 de marzo no nos veíamos, pero ese día no fue posible.

Copacabana es un pueblo, con una arquitectura más moderna que en otros lados, bastante más trabajada y con una mezcla interesante de diseños. Muy turística, es barato para comer y por toda la costa podes comer pescado fresco, como trucha, pejerrey o ispis. Y caminar por las costas del lago, te hace respirar ondo y empezar a flotar.

El 9 del corriente, fui, como tenía pensado, a vender en la calle mis cosas(los accesorios en cerámica, los pocos que me quedan). Vuelta a la calle, a tirar paño. Andaban los chicos de Villa Dolores, que también están en bici, pero con la mala notica, que los habían deportado por trabajar en La Paz sin permiso de trabajo, osea, tenian 48 horas para salir de Bolivia, un garrón! Había que tener cuidado, a nosotros, nos podía pasar lo mismo.

Estábamos en la Av. 6 de agosto, que da a los pequeños muelles del lago. Como a las 16 hs. Miro para el agua y veo venir a Maru y Diego. Qué alegría y que risa, venían los dos, con un ojo vendado cada uno, se habían agarrado una conjuntivitis de aquellas. No importo nada, nos abrazamos y entre risas, nos contamos lo pasado. Pasamos toda la tarde juntos, ellos me habían estado esperando hace un tiempo, y al otro día tenían que arrancar. Cenamos un guisasso, acordandonos de Tilcara, repasando lo bien que la pasábamos y de cómo nos extrañábamos, pero que cada uno estaba contento por el otro.

Al otro día nos abrazamos de vuelta, Diego y Maru, siguieron para Puno , y aunque se que los voy a ver en unos días, no pude evitar emocionarme, siempre los voy a extrañar.

Volví hasta mi paño, en la calle, que había dejado con Diana y los demás artesanos. Es tuve un rato ahí, pero al toque Salí con Guille para ver si los de la municipalidad nos autorizaban unos murales. A la vuelta, estábamos llegando, y junto con nosotros, 8 policías se presentaron en el lugar, con algún inspector municipal. Los vecinos, habían hecho una denuncia, porque supuestamente estábamos tomando alcohol y fumando marihuana (solo lo de la cerveza era cierto, y encima no era nadie de los que estábamos vendiendo) nos llevaron hasta migraciones, nos revisaron, obvio, sin tratarnos bien, nos pidieron nuestros papeles, y luego de acusarnos a todos de los delitos antes mencionados, una de los oficiales de mayor rango, nos dijo que los Argentinos teníamos muy mala fama por aquí y que no nos quería ver más. Yo me venía aguantando hasta ese momento. Le pedí la palabra y le comente que en nuestro país, había cierta gente que decía lo mismo de los bolivianos, o el mismo caso en Chile con los Peruanos, o los de Paraguay en Uruguay, y así en muchos lugares, y no por eso ellos nos podían tratar mal, como nosotros tampoco los tratábamos de esa forma a ellos. Que siendo vecinos, hermanos latinos, nadie para mí ver, tiene justificativo de tratar mal a otra persona, menos aun por ser de otro país.

Ella me quiso hacer callar, pero no quise, me hacia acordar a una maestra que tenía en cuarto grado, que quiso siempre hacer lo mismo…no los quiero ver más…me acerque y le dije, por lo pronto nos va seguir viendo, porque quizás le pintamos un mural a un jardín, con el apoyo de su municipalidad y bla bla bla…pero vos no te callas nunca!! Y sonrió.

No nos deportaron, pero estuvimos por ahí. Con una buena nos tranquilizamos por la noche, y ya que casi todos los que estábamos en el hostel, éramos los que habíamos pasado por la oficina, fue el comentario hasta dormir.

Con los chicos de “la más linda” corporation jajá pintamos un bar por dentro, copiando un diseño que el dueño nos pidió (horrible, pero le hicimos unas modificaciones y zafo) y luego, solo a cambio de la pintura, pintamos un muro de un jardín con la participación de los alumnos, los chicos ya habían trabajado con niños, pero yo no de esa forma y la verdad estuvo buenísimo, y el mural quedo sencillo y con buen swing.

Me separan solo unos kilómetros de Perú, ya estoy dejando este país, que me ha sorprendido con sus maravillas geográficas y arquitectónicas, con sus culturas y sus idiomas originarios a flor de piel. Y agradezco a los hermanos Bolivianos que me han ayudado, pero lamento que hayan sido tan pocos. A decir verdad, me voy desilusionado, en gran parte por la discriminación y el abuso de muchas personas e este país(un ejemplo: ir a la isla del sol, cuesta $10 bs. Pero a la vuelta te cuesta $25 o si no, nadar, hecho por el cual se me fueron las ganas de ir), que tratan a cualquiera que no sea Boliviano, de una manera burlona y despectiva, tratando de forma muy poco amable a quienes desprecian, pero no dejan de vivir de ellos, haciendo todo por dinero y nada de corazón. Personas que niegan un saludo o un poco de agua, no contribuyen, ni les interesa ser parte, de un mundo mejor.

Me es inevitable comparar y mirar hacia mi país, que estando allá, recorriéndolo me di cuenta, más aun, del hermoso lugar donde vivimos, que a pesar de la gente nefasta que circula por nuestro suelo, sigue habiendo gente buena y muy amable. Pero claro que estando lejos, todo se remarca, y afirmo que nuestros pueblos contienen personas felices y dispuestas a dar una mano, que en casi muy pocos lugares te van a negar un lugar para la carpa o darte agua caliente, si realmente lo necesitas, y en esos detalles redundan las buenas personas.

Me quedare un par de días más acá, porque quizás pintamos un mural en un alojamiento. Con los chicos hacemos un buen grupo de trabajo y nos damos una mano en lo que podemos, empiezan a ser parte de esta historia, y yo, de la de ellos.
Cuando lean esto, lo más seguro, es que ya este en Perú, con una sonrisa de oreja a oreja, porque nueva gente se cruzara en mi ruta, seré parte de otras historias, volveré a juntarme con otros con los que camine, y mi deseo será idéntico a mi destino.

Yo cruzo esta frontera por todos, ustedes crucen las que tengan que cruzar, y así de esa forma estaremos juntos del otro lado. Desde las costas del Titicaca este ciclocolifato se despide, hasta las próximas letras.

Santi de la luna

viernes, 6 de mayo de 2011

Rema que rema el barquero... Rema sin pestañar!!!

Me acuerdo cuando éramos chicos, con mati (Matias Gómez) y otros amigos mas, nos pasábamos tardes enteras, en un campito en frente de su casa(que estaba llena de acacias, con sus importantes espinas) creando chozas, caminos con trampas, armando un refugio con paredes levantadas por la imaginación. No solo con mati nos andábamos metiendo en lugares, había otros como garza (Dario Garzanitti) el negro (Alejandro Pérez), siempre en busca de sitios, como cualquiera a esa edad, que nos generara un poco de adrenalina. Y surgían nombres como: “el túnel de la muerte” o cosas por el estilo.

Ahora, ya casi todos, andamos por los 26 años. Más de uno quisiéramos volver a esa época, donde no había preocupaciones. Pero la vida nos dio, diferentes senderos y cada uno siguió el suyo.

En Bolivia hay un pueblo llamado Coroico, queda en la región de las yungas, osea la parte húmeda, las puertas del amazonas. Para acceder a este lugar, podes hacerlo por el nuevo (pavimento) o el viejo trayecto. Había un nombre que me sonaba a aventura, me recordaba a tiempos pasados y muy felices, me remontaba a esa etapa ideal, creando con amigos una balsa para poder escapar: “el camino de la muerte”.

Quiero dedicar una parte de esta historia, a los niños que fuimos en algún momento, y a los que volvemos a ser de vez en cuando, para tan solo ser felices de una manera más simple.

Cuando entre en La Paz, Mar (Marina Sánchez Rial) me averiguo mediante internet, de un lugar llamado “El Carretero” (Catacona casi Yanacocha) me legue hasta ahí. Ingrese por un portón hacia un patio, con varios departamentos enfrentados, como una vecindad. Lleno de viajeros (que venían de un festival Trans que se había realizado en Coroico) y de gente que vivía permanentemente allí. Me dieron la habitación 26 27. Abrí, tire mis cosas en la cama y las paredes me empezaron hablar. Eran dos habitaciones, escritas y dibujadas, por huéspedes de todas partes del globo, de punta a punta, de lado a lado. Frases, grafitis, dibujos, malos, buenos, lindos, feos, de todo, como sea era un decorado original. Junto con unas chicas, Silvina Noguera y Mariana Blanco, nos pasamos un buen rato, leyendo miles de cosas, en el baño, arriba del espejo, decía: “todos los días la gente se arregla el pelo, porque no el corazón?” Ernesto Guevara.

A todo esto, por internet, me había escrito Jorge de “el mundo en un 2 cv” para decirme que estaban con Oscar y Lola (están recorriendo Latinoamérica en una moto, son de España como Jorge) quedamos en encontrarnos una tarde y así fue. Entre risas nos contamos las aventuras pasadas. Estábamos contentos de estar juntos, y hablando justamente de eso, de cómo uno se aferra, a los que encuentra en la ruta y el reencuentro es algo mágico.

Nos fuimos al mercado central que queda cruzando un puente, sobre una avenida llamada, Mcal. Santa Cruz. Nos comimos x 10 Bs., un plataso, con carne, salchicha, papa, tomate y ensalada. Ahí también sirven unos desayunos y unas meriendas muy abundantes, por 6 bs.

Nos despedimos pero quedamos de acuerdo de encontrarnos en un par de días, en Puno o cerca de ahí, todos juntos con Diego y Maru de Los Molles. Al otro día ellos se iban a recorrer un poco de Bolivia, si sale todo bien en unos días andaremos juntos otra vez.

Una de esa noches en el alojamiento, me encontré charlando con dos chicos de Rafaela, Diana Aimino y Guillermo Gentinetta. En algún otro lugar me contaron de una pareja que andaban viajando en un furgoncito pintando murales. Esa noche el destino nos cruzo, no charlamos tanto pero ahí no más pegamos buena onda. Al otro día ellos al igual que yo arrancábamos para Coroico. Asique quizás nos cruzábamos allá.

El jueves 28, después de hacer de varias cosas y atrasarme, termine saliendo para el famoso camino, como a las 16 hs. Pregunte por donde salir, tenía que agarrar la avenida Sucre y de ahí derecho hasta villa Fátima, osea hacia arriba de La Paz. Eso me llevo como casi 2 hs. Fueron 11 km. Esquivando camionetitas de transporte públicos por todos lados. Venia preguntando. Si venia subiendo bien, y todos me decían del frio que hacía por esos lados. Pase el peaje y mire hacia adelante, los cerros nevados. Un escalofrió me acomodo las ideas, tenía que cruzar esos cerros. Ya eran las 18 hs. Seguía sin tener gas, no había ni arbustos para más arriba, estaba todo nublado. Hice unos metros, me baje de la bici, mire una camioneta que serbia a mis fines y le dije (por dentro) me vas a llevar. Le hice dedo y ahí nomas freno, iban hasta la puerta de mi camino, cargue la bici con su ayuda, me acomode en la jaula, y arrancamos. El frio comenzó a llegar junto con la noche, pero antes me dejo ver montañas gigantes con nieve e incluso una represa colmada de agua a esas alturas. Hicimos unos 60 km, casi llegando al destino, estábamos entre nubes y una llovizna constante. Todo a mí alrededor se había transformado en un paisaje sub tropical.

Me dejaron juntos a unos puestos de comida. Comenzó a llover más fuerte, me refugie bajo un techo, buscaba mi linterna, quería bajar ya para Coroico, eran 40 km de bajada y la lluvia se cortaría seguro, unos km. Más adelante. Pero no se veía nada y hacer ese camino de noche y con lluvia, razonándolo me sonaba a suicidio.

Le pregunte a una señora, si podía armar la carpa por ahí, me dijo que podía para esa noche ahí en su comedor, me salvo. Al no tener para hacer fuego, le pedí si tenía algo para cenar, y tbien le pague un desayuno, en forma de agradecimiento. Su hija Maria de 8 años, me leyó cuentos mientras cenaba. Me prestaron unas colchas para armarme mi cama, pero con el hecho de ser tan amables, ya me habían abrigado.

Entre sueños escuche gente de Córdoba discutiendo con alguien por haberlos traído, o algo así. Creí que era un sueño y seguí durmiendo.

A la mañana me despedí de María y su mama, previo jugar un rato a la pelota un rato. Cerca de ahí había una carpa y dos bicis unidas acostadas, me imagine que había sido lo que escuche entre sueños la noche anterior, todo tomo un poco mas de sentido. Espere un rato haber si se levantaba alguien, pero las ansias por bajar por ese camino, me hicieron apurar.

Ahí estaba el antiguo camino, entre nubes se dejaba ver. Estaba solo pero no tenía miedo, me sentía acompañado por muchos. Entonces tome aire y me largue. Era impresionante, palmera y arboles gigantes me rodeaban como dioses observadores. Mariposas enormes y pájaros gigantes que no conocía, se me cruzaban por delante. Los tramos son de tierra con canto rodado, pero es bastante irregular, y con enormes barrancos hacia a la izquierda o derecha. Hay unos paradores con techo y unos asientos por las dudas. Cada tanto pasa por debajo de unas pequeñas cascadas o ríos con cascadas más grandes por detrás. Atravesase nubes, y mientras bajas, la temperatura empieza a subir. Entre esas frondosas laderas, cultivos de frutas y pequeñas casitas, se asoman y dan otros colores a la imponente quebrada. Primero fui bajando despacio, luego tome más velocidad y con respeto fui bajando y contemplando el inigualable recorrido.

Seguí bajando algo así cono 2 hs. Hasta un caserío lleno de negocitos de comidas y frutas, mas adelante comencé a ver unos edificios pequeños y varias casas en lo alto, pensé, eso no es Coroico? Neeee! Era todo en bajada según lo que me habían dicho. Pero no estaba equivocado, eso de ahí arriba si era el pueblo buscado. Eran 7 km., en subida con curvas para todos lados y un camino empedrado, que cada vez que pedaleaba parecía revotar. A todo esto la temperatura estaba como a unos 30 grados, y la humedad era una der en la cara. Como a la mitad de la trepada, me di cuenta que tenía las piernas llenas de ronchas y algunas marquitas de sangre, eran unos mosquitas llamadas “mariguí”, aunque me puse repelente, eso era dulce para ellas. Luego esas picaduras me provocaron, una inflamación en las piernas que casi no me dejaron caminar por una noche y con bastante dolor.

Llegue hasta la plaza principal, y la gente que no era la misma d unos km atrás, mucho más alegre y amable. El poblado esta formado por una mezcla de rasas que es inevitable observar. Allí llegaron escapando, y se asentaron, los esclavos que traían los españoles desde áfrica y sobrevivían a las minas de Potosí. En el lugar había poblaciones indígenas, que luego me imagino, fueron absorbidas por los incas que venían bajando. Mas algunos españoles que se asentaban por todos lughttp://www.blogger.com/img/blank.gifares, imagínense el quilombo de rasgos que hay! Lo que más creo que llama la atención son las cholitas, que como en todos lados, están con sus gorritos trenzas, polleras de colores, pero con el pelo ensortijado y bien mulatas! Es más por rato parece que estas en algún lugar de África.

Pensé que era más chico, pero tenía varias calles que subían y bajaban sobre esa ladera en lo alto. Pero en eso, cruzando la plaza, paso por el lado de un furgoncito, y la veo a Dina adentro, una alegría, al rato cayo guille, y me contaron que habían hablado en la municipalidad para pintar algún mural. Resumiendo nos dieron las pinturas, y también el desayuno, almuerzo y cena, muy cerca de ahí JOIA!

Ellos dormían en la camioneta “la más linda” como le dicen ellos, pero yo tenía que buscar un Lugar. Ahí conoci a Gabi, Guada y a facu, que vendían trufas muy ricas, y estaban alquilando una casita a las afueras del pueblo. Les dije que les podía cocinar la cena a cambio de poder dormir ahí, ellos contento y aunque venían a puro sándwich, me dijeron que si. Al otro día me fui para allá. La casita estaba entre medio de ese monte tropical, en el camino había bananos, maracuyás, paltas y limones, hermoso!

Los chicos habían hablado (Diana y Guille) con René Toro director de cultura de Coroico, quien de forma eficaz y rápida nos consiguió, los que necesitábamos, nos dejo trabajar tranquilos adentro de la municipalidad. En 2 días y medio empezamos y terminamos el mural, que era un popurrí de diferentes cosas representativas de ahí. René nos agradeció e incluso, nos regalo a cada uno, una bandera Hipara, símbolo de los pueblos originarios, de recuerdo.


El día anterior a irnos, conocí a los que estaban en la carpa arriba, eran una pareja, de Villa Dolores, muy piolas, estaban viajando hacia tres meses. Les juro que no recuerdo sus nombres, pero quedamos que en algún momento nos cruzábamos y hacíamos un tramo juntos. Creo que dentro de poco lo vamos a hacer.nos sacamos una foto junto a “La Velosirraptor” (ahora mi bici se llama así, para alentarla un poco mas jajá) .

No quise saber nada con subir en la paz, Diana y Guille, me ofrecieron llevarme. No lo pensé mucho, aparte son buena gente y les estoy muy agradecidos.

Salimos al medio día de Coroico, y la ruta nos recibió con lluvia, luego llegando a la parte más alta, algo de granizo, que luego se transformo en nieve. Fa!!! Bolivia es algo increíble a nivel de paisajes, no lo podíamos creer. Entre mates observamos el imponente lugar, y feñlicitabamos a la más linda por llevarnos sin problemas, hasta La Paz.

Hasta ahora va todo bien, llevo unos 1900 kilómetros recorridos, y 1500 pedaleados, solo caigo en eso cuando miro el cuenta kilómetros. A veces me parece que Salí hace poco de allá, pero la realidad es que fue hace bastante.

La he pasado bien y mal, conocí mucha buena gente y un par de gente bastante mala. Lo cierto es que todo me va enseñando, cada día me siento más seguro, recorriendo estas hermosas tierras, de nuestra inmensa Latinoamérica.

Ahora creo que me voy a quedar unos días en Copacabana trabajando y disfrutando con la buena gente que este viaje me dio, espero que estén todos bien, desde acá La Paz les escribe este ciclocolifato, que los extraña y que daría muchas cosas por volver a compartir unos mates con cualquiera de ustedes, hasta las próximas letras.

Santi de la luna