jueves, 28 de julio de 2011

¡Ayúdame a mirar!...

Tiempo atrás, cuando era un niño, me solía sentar en la mesa de casa, a mirar cómo, con sus manos, mi mama, transformaba pedazos de arcilla, en piezas de cerámica. Inspiradas por culturas milenarias, de las cuales ella misma, se encargaba de contarme historias, mostrarme su cultura, diseños, indumentarias, costumbres, etc. Recuerdo perfectamente una carpetita, con todo un informe escrito a mano, y en alguna parte de la misma, un plano, no con calles y plazas, sino , uno bien particular, lleno de líneas que formaban figuras: animales y formas geométricas. Eran las místicas líneas de Nazca, situadas en Perú, donde no solo estuvo esta, sino varias civilizaciones, cuyo arte en cerámica, era extenso, de una calidad y belleza inigualable.

En cierto momento ella empezó a ahorrar, porque se iba dar el gusto de ir a conocer esas impresionantes figuras, el Machu Pichu y demás maravillas del Perú. Debido a la mala situación económica que estábamos pasando, sus ahorros se fueron yendo y con ellos se fue la ilusión de llegar a estas tierras. Como toda madre, decidió, junto a mi papa, postergar eso, para seguir entre los dos, dándonos lo mejor, a mi hermana y a mí.

Me encantaría regalarle el viaje que pospuso, pero no puedo. Desde antes de salir, sabía que pasaría por ahí, y aunque sea una foto, le iba mandar. Gracias a la ayuda de Fran (Francisco Heredia) pude hacer un poquito más.

Entonces este informe, la subida al Machu Pichu, mi estadía en Perú, Nazca (principalmente) y lo que falta de este país, está dedicado a una persona, que directa e indirectamente, para que yo hoy ande por acá. Para Mónica, la Moni, Moni Chao, para vos Ma!!!

El 4 de julio (luego de despedirme de mis compañeros de cuarto y de historias, Guille y Diana, y de Clara, Bruno, Eleonor y Vladico) Salí tarde, como a las 13 hs, rumbo a Nazca. Arto de pedalear las subidas, ya había decidido, en algún tramo, hacer dedo, y más que nada en la parte anterior a Nazca (muy alto, frio y desértico)

Pedalee unas tres horas en total, como unos 40 km. Llegue a la provincia de Anta, valles fértiles y olor a eucalipto, me acompañaron durante el viaje. Frene en un poblado, y le pregunte a un hombre, si me dejaba armar la carpa en su patio. Muy amable me dijo que si, se llamaba Alejandro, tenía una despensita, algunas vacas y estaba empezando a criar cuy (coballo) me ofreció te caliente con sándwich de queso (hecho por el) y a la noche cocine un guiso para los dos, no me dejo dormir afuera y me dio una cama.

Como a las 6 de la mañana nos levantamos, tomamos un café al lado del fuego con canchitas (pororó andino) luego empecé a preparar todo, le compre un queso y pan a Alejandro y antes de las 8 ya estaba en la ruta. La mañana estaba fría y nublada. Frene como a la hora y media, a tomar unos mates (con la poca y preciada yerba que me quedaba) junto a unos panes con palta.

Cerca del medio día, luego de subir de a poco, varias cuestas, tuve una bajada de unos 30 minutos hasta Limatambo, mientras lo hacía, la temperatura aumentaba unos 15 grados más, llegando a un valle muy caluroso y verde, lleno de mariguí (esas mosquitas las odio) que mientras comía, ellas hacían lo mismo conmigo.

De ahí pedalee un poco más, hasta Carmen, llevaba 70 km recorridos. Pase el caserío, luego de varias subidas, y de pasar campos llenos de papaya, mangos, plátanos y paltas. Se empezaba a venir la noche, y donde me encontraba no me daba confianza, asique hice dedo y me llevaron hasta Cura Huasi, unos 30 km más al norte. Baje, me abrigue un poco, y me fui a las afueras del pueblo, pasando por campos llenos de zapallos y de anís. Cuando quedaba solo el borde del sol, sobre el filo de los cerros, un hombre me dejo armar la carpa, frente a su casa, al lado de la ruta. Me convido agua caliente, y una charla pa´ acompañar.

Temprano, mientras me despedí de los dueños de la casa, arranque para Abancay, pero pensando en frenar más adelante y hacer dedo. Salí como a las 8 y a las 10:30, con un sol que derretía, frene en una sombra y a los 10 minutos, me levanto un cura, y me llevo hasta la cuidad. Todo ese camino es precioso, grandes quebradas y valles verdes, amarillos y marrones, con un cielo bien celeste, que contrasta y resalta todo. Baje mareado en Abancay, debido a las inmensas curvas, después de llegar a la cima, y las continuas bajadas. Agradecí al cura, comí algo y Salí de vuelta a la ruta, pero con la idea de acampar en algún lado y relajarme, cosa que no pude hacer, debido a los mariguíes. Estaba empezando a atardecer y probé hacer dedo, así me alejaba de esa zona. Al rato me levanto Víctor Hugo (Gil Pérez) que iba para Lima, y me ofreció llevarme hasta puquio (hasta ahí y más adelante es el peor tramo, mucho frio y puna) recorrimos unos 300km charlando y riendo. Llegamos de noche y con frio, Víctor me invito la cena y me propuso, sino me quería quedar a dormir en el camión, ya que él se iba a un hotel, cosa que accedí al instante.

Me levante temprano el 7 de julio, al rato llego Víctor, vamos a desayunar me dijo (nada de café con leche y pan jeje) caldo: fideos, cebolla de verdeo, perejil, un huevo duro entero y un pedazo de carne, servido en un plato, más que abundante (sale entre 2 y 3 soles). Salimos como a las 9 a cruzar la puna, luego de un buen rato de trepadas, llegamos a la puna, con viento y frio. Pasamos por una reserva de Huanacos, Llamas y Vicuñas. El paisaje no era nada parecido al anterior, me hacia acordar un poco, a los gigantes, en Córdoba, eh igual de infinito y hermoso. Llegando a Nazca, todo empezó a llenarse de piedras, de dunas y cerros medianos y chicos, en colores marrones, amarillos y grises, con refilones en violeta y rojo.

Con Víctor, veníamos charlando, cuando al unisonó, miramos hacia el horizonte y un mar de nubes, con una isla-cerro al medio, nos deslumbraba con su singular belleza. Frenamos a ver y a sacarnos unas fotos.

Antes del medio día, nos despedimos, dejándome a las afueras de la ciudad. Acomodando las cosas pinche y tuve que volver a desarmar todo para parchar. Solucionado el imprevisto, sin conocer, ni saber, casi nada. Llegando al centro, el destino hizo lo suyo, me cruce con Gastón y Paula, otros viajeros, que andan viajando con su música, y que nos venimos cruzando desde Copacabana. Ellos me dijeron que estaban parando en lo de Rubén (Rubén Contreras) y que no creían que tuviera drama en hospedarme, ya que hasta el día anterior, había 12 personas, y ahora solo quedaban ellos. Llegamos hasta el departamento, chiquito, pero acogedor. Recién a la noche me llegue, junto con Gastón, hasta el bar que tiene Rubén (Kunay) y no solo me dejo quedar en su casa, sino que al instante estaba pintando la vidriera del bar. Rubén hospeda a personas en su casa, desde hace un par de años, de notable humildad y palabra sincera, no cobra nada. Sabe escuchar y enseña sin pizarrón, cosas simples de la vida, gracias Rubén!!

Durante mi estadía en Nazca, hice varias cosas, solo iba pasar y me quede un poquito más de una semana. Tuve la oportunidad de comerme un par de asados (obvio, que no es la misma carne, pero para despuntar el vicio sirvió je) conocí a un cordobés que viajaba con una parrilla y vendía choris ahí. Con Paula, pintamos las placas, de la futura puerta del Kunay bar. Aparte con Gastón y Paula, pasábamos bastante tiempo juntos, y con la última yerba que quedaba compartimos unos mates y luego poníamos la yerba a secar al sol, nos recordaba un tango y nos traía cierta nostalgia en cada cebada. También comí jalea: mariscos, calamar, pulpo, y pescados, cortados en trozos pequeños y fritos, acompañados de arroz, cebolla, cancha y yuca frita (parecida a la mandioca) un medio día junto con unos personajes de ahí: el mismo Rubén, Carlos Rulmik y el doc (Rubén Altamirano) aparte también le ayude en el bar a Rubén, y el día del partido de Argentina, me hice un asado en la puerta de Kunay, con morrones y huevo a la parilla, cebollas y papas al rescoldo, ensalada criolla y salsitas picantes, auspiciado por el dueño del bar que le encanta!

El 13 de Julio, amaneció como siempre por estos lados, con neblina. Lo mismo me llegue con la bici hasta el aeropuerto, la asegure y me puse a espera el buen clima. Cerca de las 10 de la mañana, me avisaron que podía volar. Con una mezcla de emoción y algo de miedo, ya que nunca había volado, subí a la avioneta con una pareja de franceses, y una chica de Israel, junto con los 2 pilotos. Ascendimos y mi cuerpo empezó a sentir el cambio, no me descompuse, pero cada vez que el avión volteaba, para apreciar las líneas, mi equilibrio se alborotaba. Trate como pude, de ponerme bien, y comencé a ver las figuras, sobre la hoja del desierto y los cerros aledaños: vi los pájaros, el mono, el perro, el astronauta, el mono, la araña, las figuras geométricas, etc. Son muchas figuras más, y tienen varios km de longitud. Hubiera dado muchas cosas para que ese lugar lo ocupara mi mama, pero ella también se iba poner contenta al saberme ahí. Solo pude tomar un par de fotos, debido a mi estado y al poco tiempo que dura el viaje (30 minutos) pero mi idea, en pasar por ese lugar, en algún momento fue, sacarme una foto, donde dijera que estuve ahí y simbólicamente, mandarle ese regalo a mi vieja. Gracias a la ayuda de Fran que me regalo los 100 dólares que sale sobrevolar las líneas, lo pude hacer. Pude hacer un poco más de lo que me propuse, y a pesar de que baje tambaleando del avión, tenía una alegría inmensa.

Hay muchas teorías sobre esa líneas, hasta le han atribuido su creación, a agentes alienígenas. Pero de esas teorías, la más acertada y aceptada, es la de María Reich, una señora Alemana que dedico su vida al estudio de las mismas y fue la que dictamino, que habían sido creadas como una especie de calendario astronómico, para ayudar en sus cosechas, la época de lluvias y demás cosas referidas al tema.

Como sea, son tantas figuras y tan gigantes, que su estudio es algo complicado, y el enigma exacto de su creación, hasta el día de hoy, ronda por ese desierto.


Nazca tiene una energía buena, su gente es muy amable y chistosa, ya se ve mucha gente de piel negra, y el clima es caluroso, al hablar se usan términos como: chibolo (niño, chico) chévere (que algo está bueno) vacan (buenísimo) chambear (trabajar). Se come muchos productos del mar debido a su cercanía, y la fruta cada vez es más barata.

En esta etapa ya tengo más de 2000 km pedaleados y unos 3300 recorridos en total. Escribo esto desde lima, ciudad gigante y bastante congestionada, no estoy acá de casualidad. Supuestamente solo iba pasar un rato y seguir viaje. Pero debido a un seceso inesperado y malo, tuve que quedarme y tratar de resolver unas cositas. Ese mismo suceso pude poner en jaque, la continuación de este viaje, pero es algo que estoy tratando de resolver, ya que no depende de mí, y espero pronto poder seguir.

En el próximo informe, les contare que paso y como continua esta historia, que a veces suele ser un hermoso cuento, pero también es mi vida y hay una realidad, la cual tengo que enfrentar, para sobrellevar ciertos obstáculos. Esto es lo que elegí, como dice mi amigo el flaco “dulce condena”.

Espero escribir lo siguiente, con la sonrisa que me caracteriza y que trato de no perder. Hasta entonces otras historias se acumularan en mi cabeza, para luego contárselas por este medio.

Espero estén bien y que les haga bien!! Hasta las próximas letras.

Santi de la luna

martes, 12 de julio de 2011

Olor a leyenda va a tener!...

Que es un viaje? Salir desde un lugar a otro? Recorrer sitios? Conocer diferentes cosas? O desprenderse de la realidad de cada día, meterse en otras, mezclarse y ver, desde otras esquinas? Quizás, en parte, sea esto, pero la verdad es, que es mucho mas. Cuando se propone un viaje, sin límite de tiempo, como el de Guille y Diana, el mío y el de mil mas. No solo vas pasando por lugares, también te vas quedando. El hecho de hacerlo, es determinado por varias cosas: un lugar lindo, hacer trámites de papeles o algo de plata (en las ciudades) sitios aledaños para conocer, problemas para seguir, etc. Como sea te quedas, te instalas y por un tiempo, sos parte de otra realidad…

Como les dije, en el informe anterior, para hacer algo de dinero en Cuzco, recurrimos a la venta de tortas fritas. Generalmente hacíamos tandas, de casi 90 por día y en algunos casos, doble turno, de casi 150. Nos dividíamos en 3 partes iguales y salíamos a recorrer la ciudad imperial. Los chicos, andaban más que nada, por el centro y av. Del sol (una de las arterias principales) mientras que yo, recorría los alrededores, metiéndome por callejones y buscando cada tanto, una ruta diferente. La gente en general era amable, y compraba “para colaborar” como decían ellos o por gusto, y en algunos casos, te daban la plata, pero no querían la comida, solo para ayudarte. Esto nos hizo seguir e ir acumulando, cierta clientela, como también nos hizo, andar esquivando municipales. Al final de cuantas, vendimos mas de mil tortas fritas, pagamos el alquiler de un mes, 3 entradas al Machu Pichu, y los víveres durante esos días de trabajo.


En la cocina, con Diana, pintamos un mueble y ella aparte, una mesita, dándole más color y vida. Este sitio de reunión, llevo a organizar diferentes comilonas con los demás chicos (Bruno, Clara y Thomas) por ejemplo: noche de panqueques, dulces y salados, con pururú y juegos. Mediodía de ñoquis (de papa unos, y otros de camote) con salsa blanca y roja. Tarde de tortas fritas (cumple de Diana) que se extendió hasta la noche (despedida de Thomas) con pasta de paltas condimentada, ensalada surtida, jamón, pururú dulce y salado, camote frito, cerveza, vino, etc.

En el hospedaje Korilazo (Ataúd 228) Ruth con su familia, nos dejaban transitar tranquilos y nos ayudaban cada vez que podían. Un mediodía nos invitaron papa “watia” con salsa “huancaína” (se improvisa un horno en la tierra, con piedras y terrones de tierra. Se alimenta con leña por una hora, luego se retira el fuego y se agregan las papas. Luego se derriba la improvisada construcción sobre las papas. Después de una hora y pico, se retiran, se pelan, y se sirven con una salsa a base de: ají amarillo, leche y huevo) delicioso!!!

Cuzco, aparte de ser una ciudad antigua, y plagada de restos arquitectónicos Incas (sobre las cuales se emplazan, las construcciones actuales) a sus alrededores, cuenta con varias ruinas, para ir a visitar. Una tarde con Guille y Diana, nos fuimos al templo de la luna y el sol, a unos 2 o 3 km hacia arriba de donde vivíamos. No solo por azar elegimos esas ruinas, solo por un factor económico, no había que pagar! Llegamos y el acceso a las cuevas estaba obstaculizado y con un cuidador, Alain. Nos pusimos a conversar con él, luego de darnos explicaciones y d contarnos un poco de historia, nos llevo dentro de las cuevas. La primera, la de la luna: donde se sacrificaban llamas sobre un altar de piedra (para la fertilidad de las mujeres) donde en noche de luna llena, los haces de luz, entran por un orificio, que está encima del altar, e ilumina toda la habitación. La sangre de los animales sacrificado, corría por una canaletita en la tierra, hacia un hueco, desde donde misteriosamente, salía una corriente de aire tibia. Luego nos mostro, la cueva del sol, donde realizaban los procesos de momificación, de sus habitantes más importantes.

Terminamos la tarde, con Alain, tomando mate y contándonos más historias, prometiéndonos una visita de noche a saqsayguaman (sitio donde se hace el Inti Raimi, y la entrada sale 70 soles) cosa que no hicimos con él, pero que al final hicimos con un chico que encontramos en la puerta, bajo la luz de la luna y protegidos, más o menos 1 hora y media, por el velo de la noche, hasta ser descubiertos por el guardia.

Ya teníamos la plata para el Machu. Los chicos iban en colectivo por una de las rutas y yo tenía la plata, y alguna vaga idea de cómo llegar hasta Aguas Calientes (pueblo del Machu Pichu). Salí el 19 de junio, rumbo a Ollantaytambo, como a unos 90 km de Cuzco. Primero las subidas, bordeadas por Tabaquillos (en Córdoba, se encuentra este árbol, en la zona de los gigantes) rocas inmensas parecían venirse sobre mí. Pase por varias ruinas en el camino (Puca Pucara, rayaniyo, etc.) luego descendí a un valle, la vista se me llenaba, el rio me hacia seguirlo, entre en el sagrado valle de los incas, comprendí la elección y decidí, disfrutarlo. Luego de una siesta, a unos km de Pisaq y otros pueblitos, me desperté creyendo, que llegaba a Ollantaytambo, a la tarde noche, en solo unos km mi cuerpo, pidió receso. Estaba descompuesto y sin fuerzas, me recosté en los rebordes, de un pequeño puente, pensando que se pasaba. Al ver lo contrario, solo quedaba acampar por ahí. Llegue con las últimas fuerzas, hasta una construcción abandonada, improvise una tienda con mi lona, y solo atine a tirarme a descansar. Me dormí con el canto del rio y viendo como las primeras lenguas de la noche, tocaban los cerros de enfrente.


Me levante mejor pero sin mucha fuerza, con algo de viento en contra llegue hasta ollantaytambo, como a las 15 hs. Luego de una rato en la plaza, conocí a René Tegellagmp (igual que yo en bicicleta, pero el de Alemania) en su ingles fuertemente pronunciado, y en el mío (ni casi básico) nos contábamos nuestras respectivas historias, mientras buscábamos un lugar, más que nada `para dejar las bicicletas, en un lugar seguro (para caminar al otro día, por las vías hasta Aguas Calientes) encontramos un lugar, aseguramos las bicis, descansamos y a las 6 de la mañana, arrancamos. Llegamos con una combi, hasta el km 82 de las vías. Supuestamente eran 6 horas de caminata hasta el km 106. Lo hicimos en unas 8 horas, como hacer, se puede hacer en 6, pero las ruinas en el camino y el paisaje, te pide, detenerte, recorrerlo con los ojos, dejando por unos minutos, de ver los rieles, las piedras, los trenes, y deslumbrarte con la naturaleza: las piedras moldeadas perfectamente por el rio, las cuales, suben en forma de barrancos, con miles de especies vegetales, cubriéndolos. Insectos y pájaros desconocidos, me mostraban su hogar, con René entendíamos ese idioma, entonces ya no importaba hablar.

Llegamos a Aguas Calientes en el km 110 (disertando, sobre la madre del que nos dijo que era en el 106 je) compramos provisiones, las entradas para las ruinas (126 soles) y dormimos en un camping, cerca del puente de ingreso. Arrancamos las 3 de la mañana, fuimos hasta el puente de 150 personas (debido a: se cumplían los 100 años del descubrimiento del Machu y al Wayna Pichu, solo entran las primeras 400 personas, por día) abrieron el paso, como a las 4 de la mañana. 1750 escalones esperaban ser pasados, con mochila y a esas alturas, las escaleras van dejando gente por los costados, mientras transcurren los minutos.

A las 5:30 se abrió el predio. Ingresamos a la ciudadela, así como el sol, mientras tanto, ingresaba a esta parte del mundo. Estábamos ahí, pero todavía no podíamos relajarnos, teníamos que llegar a la entrada del Wayna ( es el cerro que se ve en frente de las construcciones) llegamos y al rato ascendimos, un poco menos de escalones, pero casi verticales. Tardamos una media hora en subir, pero como todo esfuerzo, tiene su recompensa, y como toda cima, tiene su regocijo al llegar, no quedo otra que observar y admirar. Allá abajo la ciudadela y a su alrededor, solo una cosa, la inmensidad!


Transcurrida una hora, arriba, descendimos, recorrimos las ruinas, obnubilados por la perfección en las construcciones, los encastres perfectos entre los bloque gigantes de piedras, la fuerza y los restos de una civilización, que hasta el día de hoy, no para de asombrar al mundo que la visita.

Cerca del mediodía, y luego de ser corridos por los guardias (está prohibido comer en el predio!!) nos instalamos en la parte de atrás, sobre una de las terrazas, sándwich de palta y siestita!!

Les voy a decir la verdad, es un lugar (el Machu y el valle sagrado) para hacerlo en varios días, pero tranquilo, y que no disfrute del todo, debido al cansancio y la presión de hacerlo en poco tiempo. Igual lo que vi y sentí, ya no se borrara.

La vuelta en bici, con René, fue terrible. Los músculos estaban agotadísimos, ya tenía ganas de estar en Cuzco. En vez de volver por Pisaq, lo hicimos por Chincheros. Las subidas no se acababan, según el GPS, de René, faltaban solo 7 km, pero estaba mal o no sé, y en realidad, faltaban 33 y encima se hacía de noche. Sin desesperar, pero ya sin ganas de estar ahí, le dije a mi compañero de ruta: hacemos dedo un rato, sino acampamos y tomorrow salimos jajá. Afortunadamente, la única camioneta que paso, siguió de largo y luego volvió, y nos alcanzo.

Ya de vuelta en la ciudad, y luego de descansar, comentando con Guille, el deseo de volver a la ruta, se empezaba a sentir. Vendimos una tanda más de tortas fritas, para comprar unas provisiones y empezar la partida.

Antes de irte de un lugar, suelen suceder ciertas cosas, que uno desearían que pasen antes, pero son cosas del viaje, proposiciones del destino, que te preguntan si vas a seguir, o te vas a quedar, un poco más. Seguí, pero antes conocí dos excelentes seres humanos.

Una de las tantas veces que Salí a vender, pase por un cyber, en la calle hospital, le vendí al que atendía una torta frita y seguí. Tiempo después fui al cyber y olvide unas cosas. Al buscarlas conocí a Vladimico (Vladimiro Valer Delgado, Peruano) me reconoció, y me conto lo siguiente: …”al otro día que te compre, era el cumpleaños de mi madre, Eleonor (Eleonor Guillermina Weiss Solterbeck Argentina) la espere con su tortilla caliente y su mate, encantada se la comió y me pregunto, de donde la había sacado? Le conté de vos y quiere conocerte”… Muy contento le conteste que sí. Otro día nos encontramos y entre los 3 organizamos para un viernes, tarde de tortas fritas y mate. Cuando llego ese día, no solo hicimos lo planeado, sino que conocí, a una luchadora: Eleonor. Ella llego a Perú, desde Argentina, en un momento, donde la gente con sus mismas ideas no existían, habían desaparecido. Empezó a buscar, con las adversidades que eso representa; de otro país, mujer, blanca y de ojos claros (cosa que hasta el día de hoy le hacen sentir algunos, me dice ella tristemente y con lago de bronca) luego de buscar e investigar, termino dando con estas personas, se encontraban en el SEPA (una cárcel, en la selva, para cumplir cadena perpetua) de allí no se salía, su crimen, como el de muchos en Latinoamérica, había sido pensar. Se puso manos a la obra, con un abogado (el único que la apoyo) fueron sacándolos, y como dijo ella: “esa era mi tarea, tenía el compromiso de hacerlo”. Así se fue quedando, formo su familia, siguió trabajando en cosas relacionadas a los derechos humanos y la cultura (aparte es artista plástica) con el tiempo instalo Amnesty (derechos humanos legales) en Perú, y hasta el día de hoy, siendo una mujer de varia lunas, no se calla, es fuerte y tiene una alegría juvenil que inspira.

Comimos casi 1 kg de torta fritas, acompañadas de: crema de palta, requesón con hiervas, queso, manjar (como un dulce de leche, pero que no es jajá) dulce de algarrobiña, y unos dátiles, que solo hay para la época del corpus Cristi.

Pase mis últimos días, yendo a visitarlos a tomar mate, acompañado por las historias de Vladimico, leyendas, costumbres, palabras, consejos, recetas, etc. (una enciclopedia andina) en esa casa pequeña, pero acogedora, como las de todas las personas que le hacen bien a la vida, que han decidido participar, respetar y defenderla. Gracias realmente a Eleonor y Vladimico, por esas cosas simples compartidas.

Cuzco es una ciudad para conocer, revienta el mercado popular en las calles: seviche (pescado cocinado con limón) choclos blancos con queso, broche de carne con papas andinas (9 que por estos lados hay más de 200 variedades de papa) chicharrones de cerdo, canchitas (pururú andino) sándwich de palta, licuados con frutas frescas y gigantes, cuy a la parrilla (caballos, plato típico) etc. Una ciudad totalmente turística, donde en líneas generales, son muy amables con los que llegan. Si te apartas de los lugares turísticos, te puedes encontrar con un pueblo, que no olvida de donde viene, mantiene costumbres y sepulta rencores.

Con respecto a eso de las 7 maravillas del mundo. Me parece totalmente injusto y comercial. Todos los días el sol dibuja un horizonte diferente, alguien inventa una melodía nueva, al silbar, la naturaleza muestra otro paisaje asimétricamente bello y un niño quiere aprender a volar. Yo no sé si estoy loco, pero el mundo es maravilloso y nos rodea, si sabes mirar, no hay que pagar.

Escribo esto, tirado en una avenida, en frente tengo mis cosas, no se vende nada. Ya estoy lejos de Cuzco, pero fue un buen lugar, trabajamos y convivimos con Guille y Diana, salimos adelante entre todos, de esa forma pudimos conocer esa ciudad y sus alrededores.

El otro día mire un mapa de Latinoamérica que tengo, trace con un dedo, el viaje, desde Cosquín hasta acá. Ecuador está cerca, y de Perú falta, sigo sin vender nada, y no me importa, esta felicidad me hace emocionar y luego sonreír. Ustedes no saben porque estoy en las costas, o en realidad algún si, la cosa es que yo sé exactamente, porque estoy acá. Hay un propósito, y cuando se cumpla, se enteraran. Pero eso será el motivo, del próximo informe.

La temperatura cambio, me estoy alejando del frio, me estoy acercando cada vez más, a lo que soñé, se algo de lo que viene, pero no sé todo, y eso es lo mejor.

Desde Nazca, transmite Latinoamérica en 2 ruedas, hasta las próximas letras.

santi de la luna