sábado, 16 de abril de 2011

¡El pibe de los astilleros nunca se rendía!

Cuando uno se propone algo, alguna meta, cual grande o pequeño que sea, el deseo es concretarlo. No es el tamaño de lo que uno emprende, lo que generalmente hace que uno, no cumpla, sino todo lo que sucede, entre el principio y esa meta.

En Tupiza agarre ni mapa de Bolivia y comencé a preguntar a la gente sobre Potosí, aparte Germain (uno de los franceses que estudiaba geografía, me decía, ni en Nepal hay una ciudad construida tan alto) otra era la voz de mi vieja, que desde chico me metió, sin presión, toda la cultura precolombina de Latinoamérica en la sesera, y Potosí me sonaba a mucha historia. Una carta había salido de la baraja, ahora, como llegar hasta ella, no era tan fácil, pero no por fácil elegí esta forma de vida.

Entre Tupiza y la meta, había 256 km. A mas de 2500 mts. De altura y la mayoría de los tramos en subida, eso hace que todo se haga mas largo, y lo que les voy a contar ahora, no solo es, como llegue a esa ciudad, sino como el esfuerzo y la perseverancia, son los peldaños para unir el principio con el fin:
Era el jueves 7 de abril, prepare mis cosas en el hotel J.J.Cruz (calle Florida 19) me despedí de los franceses (Nacha y Guillarme, Sandra y Germain) y de Ángel, un guía personaje de Bolivia, con los cuales me había comido un azadazo, la noche anterior jeje. Algunas personas no la ves mas, y otras, el destino se encarga, ya van a ver.

Salí rumbo a Cotagaita, una de las primeras subidas, me esperaba, tranquila, bajo un sol que iba en aumento, en total sol para esa trepada, fueron 3 horas de pedaleo, pero entre medio pare a almorzar, junto a unos molles. Prepare el fuego, corte las verduras, mientras sentía como una tormenta daba vuelta por los cerros, pero dudo en caer y esta vez, me perdono. Siestita y a la ruta. Pasada la primer prueba, a unos 20 km. Se encontraba Hornillos, un caserío, pero no frene, decidí aprovechar la planicie para avanzar todo lo que la subida me había restado. En breve una tormenta se armo sobre mi, me jugué a seguir un par de kilómetros y a tratar de encontrar alguna construcción abandonada (todo estos lugares abundan en paisajes y cada tanto construcciones dejadas). Rayos que bajaban y el viento que soplaba, me decían que tenía que apurarme. Al no encontrar construcción alguna, divise como un paramo con algunos arboles frondosos. Baje hasta ahí, alcance a poner la bici contra uno de esos arboles, pero lo que hacia unas horas me había perdonado, en ese momento se hizo presente. Ahí caí en la cuenta, de que con Fran, nunca habíamos armado la carpa, y de que entre gotas y viento, tenia que aprender rápido. Decidí relajarme, un par de rayos me hicieron dudar igual je. Algo parecido a una carpa, estaba bajo el árbol, y eso ya era mejor que nada. Había calentado agua en la parada anterior y eso me salvo. Tome unos mates con galletas, y estar calentito por dentro, me hacia sonreír. La lluvia caía, yo estaba resguardado.

Me levante y todo alrededor estaba mojado, desayune como pude (a veces no hay elección) había algunas nubes, pero el sol quería salir. Hice un par de km. Y en un almacencito compre provisiones (turrones, viandada, y un alfajor, mi regalo para ese día) un poco mas adelante, como a unos 12 km. Esta S. Antonio de no se que… un poblado, cargue agua caliente. Tenía el líquido elemento, pero ya no tenia asfalto, solo sol y tierra.

Pare mas adelante, en una barranca que ha hecho el rio (cuando corre, ahora seco) unos metros antes de un poblado llamado Cazon (son lugares muy pequeños al costado del camino, pero sirven por si falta algo). Me arme mi fueguito y espere tranquilo mientras cocinaba mi almuerzo. Mientras revise mi mapa, disfrute de la sombra y varios chicos se llegaron hasta ahí, me acribillaron a preguntas, en tanto se probaban mi casco, los guantes, y reían con mi pelo, y como hablaba. Termine de comer y se largo un chaparrón. Atrás mío ya había estado fichando un semi construcción, con techo abandonada, tape la bici c la lona (gracias Jorgito de “el mundo en 2 cv”) me refugie. En estos momentos reflexiono, me relajo, veo lo que tengo y no lo que me falta, y así mantengo el equilibrio entre mi mente, mi cuerpo, mi vida y este viaje.

Salí con un poco de sol como a las 16 hs. Rumbo a Cotagaita. El camino se hace pesado, con muchos desvíos, ya que está dele pavimentar. Como a las 17:30 entre en el pueblo. Me sorprendió, bastante grande y con varios servicios (alojamiento, teléfonos, internet, etc.… acá no es fácil encontrar todo esto).

El pueblo se encuentra en un valle bastante lindo (me hacia acordar un poco a nuestras sierras) busque un lugar para dormir,”El buen descanso” (Av. Chichas s/n) x 20 bolivianos, una buena ducha, habitación para ni sol y una gran y cómoda cama. Buena gente es atendida por una familia. Después del baño Salí a comer algo. Cuando paro en pueblos trato de dormir en algún lugar cómodo y de comer algo diferente, para recomponer el cuerpo y la cabeza, va!! Igual las comidas por estos lados no son para deportistas. Paso a contarles lo que es el general, de la comidas acá en estos lugares, menú: sopa (caldo de verdura y carme, fideos, Abas, maíz, perejil y lluvia de papas fritas, toma!) y segundo (pollo al espiedo o frito c/ ensalada de tomate y cebolla, acompañado con arroz y papas fritas, muy abundante) ah!!! Si gente de paladar exquisito abstenerse, la comida en las calles abunda pero no la limpieza ni la variedad. Dijo un amigo (Gustavo Teran) “la bebida caliente y la comida fría” es así regularmente.
Hasta acá había hecho 50 km. Mas los 44 km. Del día anterior, las piernas me dolían, decidí quedarme otro día.

Amanecí tomando mate y rememorando Cosquin, después Salí a comprar provisiones, acá los mercados tienen buena fruta y verdura, barata, al igual que en las calles.
Ismael Jorge Castro es un hombre que vende diario y que al paso me conto algo, de la historia de su pueblo. Allí y en la zona, se libro la batalla para liberar a Bolivia y que a pesar de eso, era un lugar olvidado.

A la tarde me fui a caminar por varios lados y tome fotos desde lo alto de un cerro y sus alrededores, luego tome unos mates en la plaza. Allí se acercaron dos chicas: Ilda Vilca B. y Ruth Calisaya, muy amigables me contaron otras historias, como la de la “Chaskañhli”, que al parecer era una mujer que tenia una especie de pulpería, donde solo se vendía chicha, y que todos los hombres iban ahí, no por la bebida sino seducidos por la belleza de ella, de ahí que le dicen Santiago de Cotagaita, tierra de la mujeres bellas y de hombres valientes ojo!!!. Me dejaron un dibujo en mi cuaderno de bocetos (regalo de la banda de los molles para mi cumple).

El 11 de abril me fui del pueblo temprano, y encare la segunda subida, me costo 2:30 hs. Son desalentadoras, por ahí vas a 4 km/h y no paras de pedalear, y el sol te deja como mojarra en sartén. Lo bueno fue que casi llegando al final de la cuesta, me alcanzo un ciclista, Roberto Huaytes Sossa, de un pueblo en los cerros llamado Tocla, profe de matemáticas. Fue bueno encontrarlo, pedalear e ir conversando, me sentí por un rato acompañado en la ruta. La pendiente me dejo hecho hilachas. Par a almorzar bajo unos molles (compañeros en estos caminos) llovió un poco mientras cocinaba, pero el fuego me lo tapaba una rama, me refugie con la bici y zafaroni!!!

Faltaba lo mejor! Una tercer subida, va `´pa que decirles, era inhumano. Primero una gran bajada a 70 km/h como unos 3 km. Hasta Tumusla y de ahí mamila! El que te dije, se me lleno de preguntas. Me hice de tripas corazón y la encare, pedalee como 2:30 hs., siempre paro un rato a tomar mate o a estirar, pero igual son fatales. No la pude terminar, me faltaron unos km. e hice noche en un caserío llamado Orcla o algo así. Mientras armaba mi cena, una tormenta amenazaba, pero tenía más tiempo que antes. Arme la carpa, cene y me dormí con la lluvia, previo una luna espectacular.

El 12 del corriente, como los 54 km. Del día anterior, tenía el cuerpo pesado y todavía faltaba un poco de esta subida. Bajo el sol que derretía cardones, empecé la escalada. Me costo como una hora mas, pero la pase. Se fue la subida y comenzó otra vez la tierra y los subí baja. El medio día me agarro queriendo llegar a VItichi, era infernal el calorón. Me cruce a dos motoqueros de diferentes lados del mundo, que me aconsejaron, ya que venían bajando por Latinoamérica, y me recomendaron un hostal en Potosí “” koala den”. Casi no llego a Vitichi, pero al fin si. Me baje como pude de la bici y me metí al mercado, una señora muy amble me dio el menú y una buena charla por 12 bolivianos que es lo que cuesta en todos lados. Me aprovisione y después de la siesta en el banco de la plaza. Salí para hacer un par de km. Antes del atardecer, pero sin asfalto y con algo de arena, solo 8 km. Y acampe, en medio de la nada. Improvise una tienda con la lona y la bici, cene y hasta me hice un arroz con leche, gurda algo para el desayuno. Lo único que salva la soledad de cuando se oculta el sol, son las noches con mil estrellas y la luna, fiel seguidora de mi historia, junto con la gente que me quiere.

Ya habían pasado un par de días, amanecí con mucho roció y un frio que le quedaba bien. Quería llegar a Potosí iaaa!, una ducha me hacia soñar, pero faltaba y mi cuerpo lo sentía. El sol estaba mas cerca, y el gran cerro también, pero lo poco que faltaba había que pedalearlo. La altura cada vez la sentía más, las piernas cada vez menos, pero no podía dejarme ganar por la desesperación, he pasado cosas tristes como todos y esto no era tan terrible. El camino se ponía peor, canto rodado, piedras grandes, desmoronamientos, huecos. Frene al medio día cerca de un rio amarillo, comí y descanse hasta las 15:30hs, y Salí, no quería que el atardecer me pille sobre la bici. Quería llegar hasta Cucho Ingenio, 40 km. Antes de Potosí. Mis ganas estaban adelante y mi cuerpo atrás, agotado pare varias veces. Lo único que me dio respiro fue el asfalto unos 8 km antes de Cucho, fiuuu!!. Llegue como a las 18hs. Busque un lugar, solo había uno, una estación de servicio, pague una pieza horrible y sucia 10 bolivianos, pero no quedaba otra, no podía mas, cene y me desmaye.

Me levante dispuesto a terminar con esta agonía de 7 días. 39 km. El día anterior, me esperaban 40 mas. En realidad es subida, pero o tan terrible como las anteriores, pero que paso? Me confié en las provisiones, la altura ya era de 4000mts. Y el cansancio hizo que padeciera estos pocos kilómetros que restaban. Me comí todo como en 10 paradas que hice, el cuerpo no me respondía (ya se que hice mal en no descansar, pero ya estaba ahí).

Dude en seguir, y parar ahí hasta el otro día, pero faltaban solo 10 km. Llegue hasta el peaje de la entrada de la ciudad, pero no la veía. El cerro gigante a mi izquierda me decía, ya estas solo un esfuerzo mas, encare la ultima subida que había estado mirando hacia media hora, frene a la mitad, tome algo, y lo hice. Se me caían las lagrimas bajando por el costado del gran e imponente Potosí, nadie me podía quitar esa sensación, de haberlo logrado y no claudicar en el intento.

Como ven, se puede, solo hay que perseverar, no se abandonan los sueños, se lucha hasta hacerlos realidad. Se aprende en el camino, cuesta mucho, pero el sabor no se olvida nunca más.
Bolivia es un país difícil, la gente no es tan amable. Pero es por tantos años de sufrir y de padecer abusos. Acá yo soy gringo para ellos y eso te lo hacen sentir. Hay poco trabajo y no se paga mucho. Pero mantienen su cultura y abundan en paisajes, y son gente muy fuerte, y cuando te puedes conectar con ellos, la pasas bien.

No se para donde voy, no se si me quedo un par de días acá para recuperarme. Lo único que se es que pude llegar hasta acá y que va ser difícil frenarme, “no soy un profeta, soy un simple aguantador” (por la ciudad, La Vela Puerca).

Quisiera dedicar esta etapa a todas les personas que lucharon y que luchan por sus sueños, que son los que me dan fuerza, que son los que derriban las utopías y convierten a este mundo en un mejor lugar.

Desde Potosí, este ciclocolifato se despide, hasta las próximas letras.

Santi de la luna

7 comentarios:

  1. ...tuvo un palacete por un par de dias. Santi yo viajo con vos y en cada una de tus notas revivo este viaje. Loko ya sabes "el que abandona no tiene premio". Fuerza y a brillar. El Negro Mercado de la Shell.

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  2. Hola Santi, hermosos tus relatos de viajero... Te acompaño en cada lugar, en cada sitio y paisaje que vas recorriendo y te mando muchas fuerzas para que sigas en esta aventura que seguramente te llenará el corazón. Un cariño inmenso y a seguir.... tu profe de Geografia Alejandra

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  3. Grande Santi que bueno que la estes pasando tan lindo!! me encanta leer tus relatos y sabiendo como sos los disfruto mucho mas, me cague de risa por lo que no sabias como armar la carpa! jaja, pero siempre tenes la luna que te cuida. Sabes que te sigo siempre, te mando una apretada de torax!! Dani.

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  4. transportado a vivir tus sensaciones, tus momentos de alegria, tristeza, regocijo, dolor, duda y que se yo... gracias hermano por transportarme, gracias de verdad.
    te quiero mucho, cuidate y descansa guachinnnn!!!
    me rio de felicidad, garcias por tu sonrisa "como bandera", es asi... gracias
    Fran

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  5. guau... me cansé sólo de leerte pedalear!! el premio de alcanzar una meta difícil no tiene comparación, es verdad. Me recordaste esa sensación, es impagable! Disfrutá a pleno esa agotadora alegría y descansá changuito, que hay que juntar fuerzas pa seguir...!!
    Beso, Diana

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  6. genial, esta buenisimo esto. Te felicito de verdad.

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  7. Como va loco de rastas!! te saluda un Cotagaiteño, veo que pasaste por nuestro valle, te invito a que nos visites en la epoca mas alegre y mas llena de gente, en donde todos los cotagaiteños del mundo nos juntamos para festejarle a La Pacoma, el demonio de los Carnavales. Te dejo la pagina de videos para que tengas una perspectiva de lo que te podes encontrar (www.youtube.com/cotagaitaurayqantu). Saludos viajero de 2 ruedas. Cotagaiteño Dayler.-

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